viernes, 21 de septiembre de 2007
Imaginarios, espacios no vividos que se vuelven nuestros...
El imaginario se estructura a partir de la configuración mental de la realidad, imágenes y experiencias que se vuelven constructo en el pensamiento; lo vivido se plasma en esta red multidimensional de recuerdos y lo va enriqueciendo.
Pero tomando lo que plantea Canclini en su libro “Imaginarios Urbanos”, la influencia que ejercen los medios audiovisuales sobre la vida humana, la vida urbana, constituye un pilar fundamental en la constitución de imaginarios colectivos, dando pie a la adquisición de experiencias e imágenes en común para el público observador.
¿Qué hace que añoremos espacios como nuestros sin haberlos vivido directamente?, ¿Qué origina que nos adueñemos de éstos y los volvamos nuestros Territorios-Lugares?
jueves, 20 de septiembre de 2007
"Volviendo a la Geografía"
“Vivimos a la altura de nuestros ojos, entre los átomos y las estrellas”.
De mano de la frase supongo un alcance mental a la altura de lo conocido, de lo entendido como sustancia, sin embargo podremos imaginarnos ese constructo como aquel itinerario cognitivo fractal que divaga entre el espacio tiempo repetición, o tal vez como rizoma sin principio ni fin, en un constante centro o medio donde solo caben entradas y salidas.
Lo claro “que empeña sin manchar la hermosura” , como dice Sabina, es que debemos volver a la geografía.
Y muy gustosa por cierto, luego de descubrir la afinidad, y la afectividad construida a partir de este tema. Armando nuestras propias imágenes plasmadas en un espacio por cierto “concreto” (este blog) aunque insustancial.
Sigo con Medem, una forma de retornar a la geografía desde el imaginario de dos niños, que se convirtieron en amantes, que en la cotidianidad y la casualidad fueron construyendo a su imagen el círculo polar Ártico, Laponia en Finlandia.
"Chile Bicentenario"
Ha 3 años del 2010, el gobierno y los más amplios sectores públicos y privados se empeñan en construir y penetrar en el colectivo una imagen de país, más equitativo, democrático, pluralista y sobre todo en desarrollo (¿cada vez más cerca o más lejos?), pero lo que más pesa en estos días es cómo hacerlo más masivo y esperanzador que el último imaginario país que tuvimos: “Retorno a la democracia luego del plebiscito de 1988”.
Pareciera ser que los spots publicitarios, los proyectos, foros y otros no han generado el efecto de anticipar una imagen país deseada, convincente y única, como lo fue el retorno a la democracia, cuando solo escuchar “chile la alegría ya viene…” nos bastaba para creer que era cierto.
Como todo Septiembre, se hace patente el golpe militar de 1973 (para algunos nunca latente).y con ello la convicción que esta fue la década de los imaginarios; a nivel local y global el mundo se posicionaba de imágenes objeto, de modos de construir sociedad, de revoluciones, de sueños, de renovaciones.
La pregunta es cómo se generó tal transformación política, económica y social apelando a un imaginario colectivo: “la Unidad Popular” que cambiaría el rumbo del país de mano de los trabajadores.
A más de 30 años ¿Qué es lo que debemos hacer para volver a pensar, imaginar y creer que se puede cambiar el orden establecido por uno mejor?.
Chile en el centenario: cuál es la diferencia?
“En aquellos años, aún se vivía en plenitud la bonanza salitrera, cuya riqueza el país vio pasar frente a sus ojos como un efímero sueño, que generó enormes fortunas que terminaron, en su gran mayoría, en el extranjero, sin dejar como herencia, más que la enorme frustración nacional de no haber hecho las cosas de manera distinta…”.
Sebastián Jans, “Reflexiones para abrir un debate Chile hacia el Bicentenario” ISSN 0716 - Año LVI Julio - Agosto – Septiembre. Revista Occidente. www.revistaoccidente.cl, Visitado 17/09/07
miércoles, 12 de septiembre de 2007
"¿Qué nos conduce a ocuparnos...de algo tan volatil y especulativo como la imaginación?"
Los imaginarios por cuestiones también técnicas han sido ampliamente filosofados a lo largo de la historia, pero como vemos que cada día las ideas se hacen realidad, también vemos como los imaginarios se hacen concretos, o tiene relevancia en lo concreto de nuestras vidas.
"Los imaginarios no nos pueden ser indiferentes , por su capacidad de influir en nuestras maneras de pensar y actuar en sociedad", si lo amasamos un rato, el imaginario representa el armazón mental de la realidad que vivenciamos a traves de nuestros sentidos, nuestra "matriz de sentido", que precede y guia nuestras acciones, pues si lo analizamos todo lo que hacemos pasa por nuestras mentes.
A su vez al analizar, la vida humana, "el ser", nos topamos con que la vida es una red enmarañada de eventos que aparentan seguir un curso lineal dado que son un sinnúmero de deciciones que para bien o para mal nos hacen cambiar de curso en todo momento, estas deciciones o eventos,se denominaran " puntos determinantes", y serán los ejes para el armado de imaginarios en los "itinerarios cognitivos fractales".
Y por último "si las relaciones sociales son en cierto modo ´imaginizadas´, es porque debemos admitir que las experiencias existenciales, los ititnerarios fractales antes mencionados no son exclusivamente individuales sino también experiencias e itinerarios colectivos"
Es entonces que podemos inferir la importancia de dedicarle tiempo a lo imaginario, a los imaginarios: Si es el imaginario lo que guía las acciones individuales, y entendemos que así como existen imaginarios individuales existen imaginarios colectivos, que guían las acciones colectivas, si podemos alterar la estructura de los imaginarios colectivos en sus respectivos puntos determinantes, podemos alterar las acciones colectivas.
Por ejemplo si se quisiera implementar un sistema de tratamiento de Residuos Sólidos Urbanos en la ciudad de Valparaíso, habría que entender el imaginario colectivo de la basura que manifiestan los habitantes e instituciones de la ciudad para así diseñar una adecuada campaña de educación y marketing (puntos determinanates) para intervenir sobre las acciones y vicios que se tiene en la actualidad.
Pero queda para la discusión, ¿Quién tiene el control de los imaginarios colectivos?, al controlar los imaginarios, ¿hasta que punto es para el bien de la población o es manipulación?
Imagen 1:http://www.aldeaeducativa.com/aldea/Tareas2.asp?which=1371
domingo, 9 de septiembre de 2007
Chuquicamata, mas que un campamento...
Es verdad, solo viví mi infancia ahí, la cual no tengo muchos recuerdos, entonces ¿como crear un imaginario sin tener recuerdos?, es difícil comprender como vamos creando nuestra vida sin recuerdo. Evocando a Marc, el nos habla que los recuerdos van ligados a sentimientos y etapas, los cuales son recordados ya que marcan ciertos hechos en nuestras vidas. Como puedo olvidar tardes entera en la lavandería del Hospital ROY H. GLOVER, (cierro mis ojos y lo primero que siento es el olor a suavizarte de las torres de sabanas, en las cuales me encantaba dormir siesta) o del Casino y su olor a waffles con manjar (que por cierto nunca pude probar).
“…Las personas de la misma edad tienen necesariamente, si no recuerdos comunes, por lo menos recuerdos en común…”, de esta forma Marc trata de explicar, que aunque vivamos en un mismo periodo y una misma realidad, los acontecimientos serán interpretados diferente según las distintas perspectivas o formas en que se enfrente la realidad, dando así distintos escenarios a iguales situaciones, pero ¿existirán escenarios iguales?, todos sentimos y pensamos distintos, pero ¿que pasa cuando hay un factor predominante, el cual va ha sugerir ciertos lineamientos de pensamiento?, sin duda va a influenciar , ¿hasta que punto?. Al llegar al límite en donde se confronta la realidad Global a TU realidad, es ahí donde se moldean los recuerdos.
Recuerdos, que vuelven al ver algún objeto o escuchar algún nombre, quizás tu recuerdo aun este ahí, palpable para quien desee observarlo o sentirlo, pero que pasa cuando el ya no esta, ¿Cómo puedes explicar tu imaginario si la fuente de recuerdos ya no existe?
Melancolía, melancolía es lo que siento al pensar que volveré en unos meses mas y el campamento ya no estará, solo quedan escombros y soledad. ¿Cuál será el imaginario de aquellos niños que viven hoy el desalojo y el cierre del campamento?, ¿Cómo recordaran a los Pimientos en la plaza o al Kiosco el Monje o el nacimiento (con animales verdaderos) en Navidad?, sin duda será totalmente distinto a mi imaginativo, el cual cada vez es mas escaso, al pasar los años y al ir creando nuevos recuerdos…
sábado, 8 de septiembre de 2007
El recurso marino en nuestro país: El mar de Chile a punto de constituirse en un imaginario.
En poco más de tres años ya no quedará merluza en nuestro mar, las salmoneras habrán contaminado de tal forma el sustrato marino que impedirá cualquier manifestación de vida, la pesca de arrastre se llevara los oficios, los sueños y las tradiciones de la pesca artesanal, sin impedimento y avalada por la ley maldita.
Me dedicare a hablar del caso especifico de la industria salmonera, una de las actividades más productivas de Chile, que lo sitúa como el mayor productor de salmones de nuestro continente y segundo del mundo, siendo sólo superado por Noruega (1).
Situándonos geográficamente, la industria salmonera chilena se localiza principalmente en la décima y undécima región, ubicadas estratégicamente en sectores de difícil acceso, donde las piscinas parecieran tratar de ocultar su vergonzosa actividad. La cantidad de residuos eliminados por las mismas contamina en dichas regiones cuatro veces más que los desechos de sus habitantes (2).
El problema va más allá de la destrucción de los ecosistemas propios de estos territorios, se traduce en la desaparición de una tradición asociada a la extracción de recursos marinos, la pesca artesanal. La industria salmonera por una parte contamina el sustrato impidiendo la reproducción de especies y por otra parte, requiere de un alto porcentaje de alimento para proporcionar a estas piscinas, el cual es extraído mar adentro, generando un mayor déficit a los pescadores artesanales.
La industria salmonera no solo arrasa con el recurso marino, también sumerge en las profundidades a sus trabajadores, las condiciones de precariedad laboral y tratos ilegales parecen ser otra de las realidades que la institucionalidad chilena oculta, bajo leyes y convenios internacionales que nunca han sido un impedimento para que las grandes transnacionales usen y abusen de nuestros recursos.
Surge entonces la pregunta del imaginario ¿cómo dibujarán los niños el mar?, como una masa de agua inerte, sin barquitos, ni hombres con cañas, sin peces. Y el mes del mar solo será el recuerdo de una guerra más triste y verdadera, donde derrotados entregamos la vida de todo un ecosistema por unos cuantos millones, que jamás llegamos a ver.
Reyes Yafza, "La cara no visible de la industria salmonera en Chile" (1) y (2), [www.elamaule.cl/admin/render/noticia/3768], 05/06/2006,visitado 08/09/2007
El Debate:
el lenguaje como la forma de construir recuerdos, historia, memoria...
Este espacio se construye con el objeto de indagar, mediante las palabras, los preceptos, ideas, configuraciones e imágenes que acuñamos, defendemos, compartimos, aprisionamos, creamos ...y todas las que podamos sumar a un espacio de colectivización de la geografía, para ahuyentar o validar al geógrafo de Saint Exupéry.
Para ello escribimos algunas preguntas que servirán de guias a la discusión, el tema parte de los imaginarios y geografía (la razón de este blog).
Agrego: se aceptan amalgamas de colores y sabores.
Dejo inscrita la invitación para todas/os quienes se animen a participar.
Las Preguntas:
¿Qué es un imaginario?
¿Es posible construir imaginarios a partir de lo desconocido?
¿Qué influye en la construcción de los imaginarios colectivos?
miércoles, 29 de agosto de 2007
lunes, 27 de agosto de 2007
jueves, 23 de agosto de 2007
Geografía y Escala
Las representaciones de la realidad siempre han sido un buen tema, y más aún cuando hoy, como cuasi geógrafo/as, ahuyentamos cotidianamente la imagen colectiva de aquel “Geógrafo” de “El Principito” que se dedicaba a escribir y dibujar aquello que le contaban los exploradores, haciendo mapas de lugares lejanos, de los cuales jamás llego a pisar.
Pero a caso no fue así como comenzó nuestro devenir por la historia, el deambular por el espacio. Los primero/as geógrafo/as se dedicaban a explorar los territorios vírgenes, esos lugares remotos a los cuales solo un gran espíritu aventurero llegaba, la representación que de ellos se hacía era en una plancheta, en la cual en la mediada que se avanzaba, se iba dibujando, con símbolos convencionales, de fácil entendimiento, un río como una línea, un monte como una loma y así todos podían imaginar lo magnífico que estos viajeros iban descubriendo.
De un momento los geógrafo/as sustituyeron esa representación de la realidad por una más métrica, donde la escala tradujo a líneas los territorios, y donde los geógrafo/as se adueñaron de las tierras desconocidas y solo ellos podían descifrar sus hermosos parajes.
Como todas las disciplinas, la geografía no estuvo al margen de los procesos históricos, y junto a ello de las tendencias epistemológicas y metodológicas en las cuales se vieron inmersas. Tendencias que marcaron el estudio del territorio, las medidas de su análisis y los grados de compromiso con una u otra realidad, a favor o en contra de los sistemas de dominación imperantes.
La escala local, regional, nacional y global mantenía el sello firme de quien representara la realidad y de su subjetividad.
Con la revolución tecnológica la representación de la realidad traspaso lo métrico, la medida tomaba otros caracteres. La globalización nos transformó la escala, la hizo línea y nodo y el mapa se lleno otra vez de colores e intensidades.
Marc Auge "Un viajero Subterráneo"
Resulta casi imposible ser geógrafo/a sin ser un poco etnógrafo/a, tal vez todo/as somos un poco etnógrafo/as, más allá de cómo nos denominemos titularmente.
Marc Auge nos habla de la geografía subterránea de la capital (cualquier viaje repetido traerá un recuerdo), pero cuando no conocemos, cuando no repetimos ¿cómo construimos memoria? a fuerza de imágenes, de impulsos, de colectividades imaginarias.
Como buen geógrafo (siendo etnógrafo) Auge cuenta que las idas y venidas regulares de su niñez dibujaron su territorio propio, como cada uno de nosotros/as cuando sometemos a la memoria nuestro recorrido a la escuela, o porqué no decir, lo primero que nos dijo Álvarez (responsable académico de todo este viaje): recuerden la primera vez que salieron de su casa, que armaron su propio mapa, solos por el vecindario.- Mi respuesta, luego de un largo bagaje mental, en la ruca en la pre cordillera Vilchana, cuando tras bajar la escalera de tres peldaños que me separaba del trumao, descubrí a las cabras comiéndose una sandia que estaba sobre la mesa, bajo el roble (lo que recuerdo de infancia).
El tema es la configuración que hacemos de cada recorrido, a qué lo asociamos, cómo lo codificamos, lo interpretamos y lo damos a entender. Auge habla del metro parisense, ese mundo subterráneo, bastante distinto al metro de Santiago y más aún a nuestro metro tren de Valparaíso. Pero hay algo común en todo ellos, no importa lo apurados que estemos, el metro no se apura ni se detiene por nosotros, en este submundo somos propensos al recuerdo, a la codificación y decodificación del paisaje, al enamoramiento de estación.
Bueno, pero lo que nos remite a Marc Auge es su etnografía de la gente del metro, de esa imagen del joven, del adulto, del mendigo, que se redescubre en el metro, la identificación de un patrón, la colectivización de una imagen que nos refleja lo que los otros son, lo que nosotros mismos ya no somos. Entonces con el paisaje ocurrirá lo mismo, construiremos la imagen en base a un patrón, a una colectivización de lo conocido, ya sea en spot publicitarios o en las películas? Y si esto no ocurre?, y si nos lanzamos a navegar por lo desconocido y nos permitimos imaginar algo totalmente distinto?.
Las personas de la misma edad tienen necesariamente, si no recuerdos comunes, por lo menos recuerdos en común (1). La mayoría de los participantes de este viaje y por ende de este taller provienen de Santiago, cuando se les cambio el nombre a algunas estaciones del metro santiaguino, les parecía una tontera, cuál era el sentido, ellos la seguirán llamando, al menos, por un tiempo como antes, probablemente su padres y abuelos las sigan llamando siempre por su antiguo nombre. Pero tras esa “gran empresa de mejoramiento del transporte urbano santiaguino”, los nuevos pasajeros del metro las llamarán por su nuevo nombre, jamás sabrán de la existencia de otra denominación, y entonces ya pertenecerán a otro imaginario, a ese que puede palpar en carne propia el recorrido superficial del metro e interiorizar que no son 5 líneas rectas atravesando la capital, como muchos de los antiguos pensamos obnubilados por el cartograma de los círculos y el nombre de las estaciones sobre líneas de distinto color. Pienso que debe ser una sensación similar a la primera vez que tome el metro y baje en un par de estaciones más, creyendo que estaba en el mismo lugar, tenía cerca de seis años y los lugares para mí, en ese tiempo eran todos distintos. Hoy con unos años más, los lugares no son tan distintos, no al menos en su estructura.
Volviendo al metro o al viaje, lo mejor de ambos es que en mayor o menor escala, cuando abordamos un vagón o el bus, o el medio que nos moviliza hacia otro lugar, se cambia también de estado, como dice Auge: al cambiar de actividad a ciertas horas, cambian también de “lugar”…y de rol (2). Subrayo lugar por el sentido de identidad, de vivencia que esta palabra implica en nuestra disciplina.
Cuándo uno llega del campo quién es?, Cuándo llegamos de la universidad?, Cuándo volvemos a nuestra tierra?, Cuando lleguemos a Buenos Aires quiénes seremos?
Para empezar con esta historia parece suficiente, quedan alrededor de cuatro meses para continuar, así que solo me limitare a agregar una frase de Auge (3):
“El metro ya me había enseñado que siempre se puede cambiar de línea y de andén y que, si uno no puede escapar a la red, esta permite sin embargo algunos bellos rodeos”
Auge Marc, “Un viajero subterráneo”, (1) Pág.33, (2) Pág.95, (3) Pág. 117, Ed. Gedisa, 1998